Para profundizar en este estudio sobre dispositivos digitales, después de diez minutos se le preguntó a los participantes cuánto tiempo creían que habían estado sin utilizar sus teléfonos móviles. La mayoría afirmó que entre dos y tres minutos, demostrando la desconexión significativa entre la percepción y el comportamiento real.
Jens Binder, de la Universidad de Nottingham-Trent, asegura que “el experimento muestra que la gente está más atada a estos dispositivos de lo que creen, sobre todo cuando están a solas. La inmediatez de la información y las interacciones realizadas a través de nuestros dispositivos móviles hacen que éstos sean más que una pieza de tecnología, convirtiéndose en un compañero digital, así como en una conexión con el mundo exterior”.
Asimismo, esta investigación demuestra que la compulsión por revisar constantemente nuestros teléfonos podría deberse al miedo de perderse algo por no estar en línea (FOMO, por sus siglas en inglés). Además, en una encuesta paralela, los participantes que utilizaban sus teléfonos con mayor intensidad admitieron tener mayor miedo a perderse información.
“Cuanto más usan sus teléfonos, más se preocupan de perder información si no están utilizándolos. Es difícil determinar cuál alimenta a cuál, si la preocupación de estar desinformada ocasiona que la gente lo use más o es el exceso de uso el que ocasiona la preocupación de perder información”, afirma Astrid Carolus, de la Universidad de Würzburg.
Por otro lado, este estudio muestra que cuanto más usamos nuestros teléfonos, más nos estresamos. Pero, sorprendentemente, cuando a los encuestados se les preguntó sobre su felicidad, en general no hubo diferencias significativas entre los usuarios moderados y los frecuentes. En este sentido, el estrés causado por el uso del smartphone no parece tener una influencia importante en nuestro bienestar general.
Durante la sesión de espera de diez minutos, los participantes, en promedio, utilizaron sus smartphones la mitad del tiempo (cinco minutos). Una investigación previa, llevada a cabo por Kaspersky Lab, demostró que las personas dependen de los dispositivos móviles como si se tratasen de una extensión de sus cerebros.
Asimismo, los ven como herramientas con las que no es necesario recordar. De hecho, la mayoría de los encuestados no fue capaz de recordar el número de teléfono actual de su pareja, pero sí recordaba el número de la casa en la que vivía cuando tenía diez años.
“Los smartphones son una parte fundamental en nuestras vidas, pero es importante tener en cuenta que es únicamente un dispositivo. Tenerlo en todo momento nos hace olvidar cómo son de valiosos los recuerdos personales u otros datos que almacenamos en estos dispositivos”, asegura David Emm, analista senior de ciberseguridad en Kaspersky Lab.
“Los smartphones no sólo son valiosos para nosotros, sino también para los cibercriminales. Si nuestra información personal quedara comprometida en algún momento, ya sea por robo del dispositivo o por un ataque de malware, correríamos el riesgo de perder la conexión con amigos y fuentes de información”, concluyó.
En los dos últimos años, Kaspersky Lab ha estado investigando los efectos sociales de la digitalización y cómo las personas se vuelven potencialmente más vulnerables al cibercrimen.
Fuente | Nota de Prensa